EL cielo está habitado por mitos. Mitos clásicos la mayoría de ellos. La astronomía y la astrología, su pariente pseudocientífica, han recurrido desde la noche de los tiempos a nombres de personajes de la mitología clásica. Planetas, satélites, constelaciones, signos del zodiaco llevan el nombre de dioses, héroes y otros seres fantásticos.
Entre julio y agosto (en agosto, especialmente los días 10, 11 y 12) se puede observar en el cielo la caída de las famosas Perseidas, una «lluvia de estrellas» procedente de la constelación de Perseo.
Perseo era hijo de Zeus y de la princesa de Argos Dánae. Para seducir a ésta, Zeus se transformó en lluvia de oro, medio por el cual pudo penetrar en la cámara de bronce donde había sido encerrada por su padre Acrisio con el fin de que ningún descendiente suyo pudiera destronarlo.
Con la ayuda de un espejo y una cimitarra que le dieron Atenea y Hermes, Perseo decapitó a la gorgona Medusa, que convertía en piedra todo aquello que miraba. Con ella petrificó al titán Atlas, convertido en la cordillera que lleva su nombre en el NO de África. Luego Perseo llegó a Etiopía, donde liberó a la princesa Andrómeda, que, encadenada a una roca, debía ser el alimento de un monstruo marino enviado por Posidón para castigar a la madre de la doncella, Casiopea, que se había jactado de ser más hermosa que las Nereidas. Perseo derrotó al monstruo y se casó con Andrómeda.
En el hemisferio norte, vecinas de la constelación de Perseo están la de Casiopea (que forma una W) y la de Andrómeda; también Cefeo (esposo de Casiopea) y Pegaso (el caballo alado que nació de la sangre de Medusa). La estrella más conocida de Perseo es Algol, donde los astrónomos localizan el foco de meteoritos que a simple vista pueden verse desplazarse en el cielo con asombrosa rapidez.
Las Perseidas reciben también el nombre de «lágrimas de San Lorenzo»; pero esa, también, es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario