13 de marzo de 2013

Claves latinas de un cónclave

HABEMUS papam es la fórmula latina que certifica que un nuevo Papa ha sido elegido para regir los destinos de la Iglesia católica. La encontramos trivializada cuando al verbo los plumíferos y locutores pedestres, quiénes si no, adjuntan cualquier complemento directo mundano en lengua vulgar ('habemus entrenador', 'habemus reunión' y otros hallazgos insufribles). 

El Cardenal Protodiácono de turno, como se ha podido ver, se asoma al balcón central de la basílica de San Pedro y se dirige a la muchedumbre allí congregada que ha visto la fumata blanca y proclama, en latín eclesiástico, es decir, italianizado: Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam, eminentissimum ac reverendissimum dominum, dominum... sanctae Romanae ecclesiae cardinalem..., qui sibi nomen imposuit 


Muchas expresiones latinas en todo este proceso nos han inundado durante todos estos días.

Tras la renuncia del papa anterior, hubo un periodo de sede vacante [ablativo absoluto] hasta la elección de un nuevo papa en cónclave (cum clavis), lugar y junta de reunión de los cardenales electores encerrados «bajo llave» (ya nadie reclama la verdadera pronunciación llana de la palabra, con esa penúltima sílaba larga) para decidir a quién entre ellos elegir. Los cardenales celebraron una misa pro eligendo Pontifice [gerundivo], invocaron al Espíritu Santo cantando el himno Veni Creator Spiritus y juraron guardar secreto de cuanto ocurriera en el interior del cónclave. Echaron de allí a todos los ajenos con la expresión extra omnes! («¡todos fuera!») y cerraron las puertas. En la papeleta del voto tenían que escribir un nombre tras el encabezamiento Eligo in Summum Pontificem

Unos minutos después de anunciado su nombre, el nuevo papa ha hecho acto de presencia y ha impartido su bendición urbi et orbi [dativos], a la ciudad de Roma y al mundo entero. 

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